Que el fin del mundo te pille bailando, que canta el maestro
Sabina.
Pues que mejor manera de despedir el año que escribiendo
¿verdad?
Llevaba unos años en que hacer balance del año me resultaba
aburrido y preparar propósitos para el siguiente me resultaba osado. Este año
ha sido un poco así, de esos que no esperas nada y el resumen es que ha sido un
año muy “vivido”.
Lo más importante en nuestra vida va encaminando su vida,
con proyectos bonitos y viviendo esa vida que hace un año no esperaba. A veces, las
cosas llegan cuando tienen que llegar y sin buscarlas. Para nosotros supone
felicidad verle tan feliz, y también un poco de tristeza en el sentido de verle
crecer, madurar y separarse para formar su vida.
Hemos vuelto a viajar, probablemente haya sido una cosa
importante en este año, no por lo que aporta viajar, que aporta mucho, sino porque
nos ha hecho aprender a vivir la enfermedad con naturalidad. Muchas veces los
límites los ponemos nosotros mismos, pensando en lo que se puede o no hacer y,
si hemos descubierto algo en 2024, es que se pueden hacer muchas cosas, aunque
sea de una manera diferente. La vida en pareja tiene eso, que si llegan
momentos en que uno no puede, tiene que haber uno que pueda por los dos.
Tenemos otra “niña” más, una rubia peligrosa. En la cama
empezamos a estar apretaditos, jajajajaj. Supone más trabajo y más gasto, pero
sobre todo supone tener el corazón mucho más lleno del amor más puro e
incondicional que hay. Zyra y Sol, Sol y Zyra, preciosas y felices, y nosotros
preciosos ya éramos, y ahora un poco más felices.
Si en los años anteriores he descubierto algo importante es
con quién sí y con quién no, con quién se puede o no se puede contar, aunque al
final terminas haciendo el gilipollas de vez en cuando. Este año también ha
sido bueno en ese sentido y, sobre todo, hemos conocido a gente nueva que
merece la pena tener en nuestra vida. Amigos, esa familia que tú eliges. Gracias
por formar parte de nuestra vida este año y hacerla un poquito mejor.
Otro capítulo llamativo del año han sido los musicales. Para
quien ya me conoce le resultará llamativo porque las películas musicales me han
dado siempre un poco de urticaria. Soy de los que dicen que si se puede decir
hablando para que leches se ponen a cantar. Hemos visto cuatro musicales, cada
uno en su estilo, Mamma Mía, Mil Campanas, Grease y Salta conmigo. Y lo cierto
es que los he disfrutado mucho. Mención especial al enorme talento que hay en
este país y, que como siempre pasa, terminan siendo desconocidos, mientras que
petardos “juntaletras” con un marketing bestial los convertimos en “fenómenos
musicales”. He llegado a salir ronco de cantar, así que perfecto. Además, ver a
Paloma disfrutar de las cosas que la gustan, me hace muy feliz.
Muy importante este año el trabajo. Ver crecer a los chicos,
ayudarles a alcanzar metas y sueños es algo precioso. Quién me iba a decir a mí
hace 15 años que me iba a sentir tan satisfecho y orgulloso de lo que hago y
cómo lo hago. A veces ser distinto, cambiar radicalmente tu vida, te hace preguntarte
si merece la pena lo que haces y, según pasa el tiempo, te das cuenta que claro
que merece la pena. Ser feliz con lo que haces, en eso se basa todo.
En cuanto al nuevo año, al de la rima fácil. Pues poco que
añadir, seguir en la misma línea. Este año sí que vamos a terminar el año con
algo rojo, jajajajaja. Con proyectos e ilusiones, y afrontando cada día al
máximo. La vida son dos días y ya empieza uno a darse cuenta que lleva uno y
medio, pero que el medio que queda hay que intentar hacerlo maravilloso. Hay
que hacer lo posible para ser felices, aunque a veces cueste. Porque tengo cada
día más claro que la felicidad es contagiosa.
De todo corazón, que el año próximo te traiga osadía para
hacer posibles tus ilusiones y amigos con quien compartirlas.
Feliz Año 2025
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