Hoy se cumple un año de una tragedia evitable en su raíz y
muy mejorable en su respuesta. Lo indignante del tema es que nadie tiene
responsabilidad sobre nada.
¿Dormirán bien?
Yo desde luego no lo haría. Incluso en el caso de no ser
responsable, ningún español de bien, dormiría bien pensando en si podría haber
hecho algo más. Pero queda claro que nuestros políticos no son, ni serán,
ciudadanos de bien.
Tengo la sensación que hoy no se homenajea a las víctimas,
hoy toca disparar barro a aquellos que no son de nuestra cuerda. Y me da tanto
asco. ¡Somos tan manipulables los españoles!
Hay muchas incógnitas sobre ese día, demasiados porqués sin
respuesta. Y a ellos les da igual, pero los palmeros y palmeras no ven más allá del fanatismo de
sus colores.
La única realidad a día de hoy es que el pueblo es quien
salva al pueblo. Los que estuvieron allí, los que mandaron su ayuda, los que
ayudan a que los negocios de aquella zona prosperen… Esos son los que realmente
merecen la pena.
De lo demás, lo que depende de esta cuadrilla de sinvergüenzas, nada.
Ya sabemos que Mazón va a seguir ahí como un alma en pena, lo que en EEUU se llama un pato cojo, hasta que electoralmente sea rentable cambiarle, sin responder a nada y sin asumir responsabilidades.
Que Pedro Sánchez
seguirá retorciendo la realidad en la que su gobierno también es culpable por
su tardanza en responder y por poner medios con cuentagotas, buscando un
repugnante rédito político. Los responsables de que por no ejecutar una obra
cuyo coste era 228 millones, seguirán paseando por la calle como cualquiera, y así el Barranco del Pollo seguirá sin
canalizar, esperando a ver si hay suerte y no llueve en otros cincuenta años;
se sigue construyendo en las zonas inundables, no se ha creado un sistema de
alertas que realmente funcione, los ancianos siguen sin tener ascensores y
dependen de los vecinos para cosas tan básicas como tener pan en sus casas, las
alcantarillas están lodadas y no se limpian, que parece mentira que haya pasado
un año y sigan así las cosas.
No hablaremos de las cacareadas ayudas a los ciudadanos,
esas que se pregonan a bombo y platillo, que, ni llegan, ni llegaran, como ha
pasado en Lorca o en La Palma. Y esperemos que aquellos que han recibido algo, no
sean como las ayudas COVID que tantos autónomos tienen que devolver porque ya
sabemos lo que es ser ciudadano de segunda en este país.
Si en algún momento, alguien ha pensado que España es un
país moderno y desarrollado, habrá recibido un sopapo de realidad para darse
cuenta que estamos formando parte del tercer mundo, con una casta política que
está por encima del bien y del mal y unos ciudadanos con la obligación de pagar
y cada vez con menos derechos, conculcados a golpe del bien común.
Pues eso, mi homenaje a las victimas, sus familias y a todos
aquellos ciudadanos que hacen lo posible porque las cosas mejoren. Y mi asco
más absoluto para políticos, instituciones y catervas de vividores de los
ciudadanos, mentirosos, manipuladores y complices de la muerte de personas. El
día que todos nos demos cuenta de quienes son los que sobran empezaremos a
crecer como país, mientras tanto, extrapolaremos el modelo Ciempozuelos a toda
España: Impuestos más altos que la media de países de la OCDE y servicios del
tercer mundo.
Posdata: Vaya asquito que da todo