martes, 2 de julio de 2024

CUANDO ERA DIVERTIDO

 

CUANDO ERA DIVERTIDO.

La vida me ha regalado, no sé si por formación o por aprendizaje, un sentido de la ética grande. Y aquello que parece maravilloso, a veces se convierte en un problema, porque cada vez me va haciendo más selectivo.

Cuando hace más de 25 años comenzaba a dar los primeros pasos por las redes, ni podía imaginar hasta dónde podían llegar, en lo bueno y en lo malo.

He conocido a muy buena gente por estos lugares, a quienes puedo considerar amigos, y que por supuesto he trasladado a la vida real, pero he ido descubriendo una serie de personajes a través de los años, que cada vez me van dando más asco. No los voy a describir porque imagino que cada uno tendrá los suyos, es más, tengo el convencimiento que yo formaré parte de la lista de algunos de vosotros, en cuanto a persona odiosa.



Hace un tiempo me decía mi hijo, te cuesta mucho sonreír. Y me he dado cuenta que sí, me hace mucho más feliz estar rodeado de perros, como me pasó el domingo, que estar con alguna gente, entrar en determinados lugares de internet o leer a algun@s. Y, cuando uno detecta un problema, hay que solucionarlo, de eso trata la felicidad, de avanzar.



Siempre he pensado que las cosas se pueden cambiar, que el acceso a la cultura y la información harían que cada vez fuéramos una sociedad más culta y avanzada, pero según va pasando el tiempo me voy dando cuenta que el efecto es el contrario.

Ciertos grupos de Facebook, X o Telegram, se han convertido en un nido de analfabetos digitales que solo quieren llevar razón, y no sé si será mimético, pero a veces me veo reflejado en ellos y es una imagen que me disgusta mucho. 

El acceso a la información lo utilizan para darse la razón, no para informarse de la verdad. Es lo que antes denominábamos “cuñaos” pero elevados a la enésima potencia, que saben de todo y además lo intentan imponer basándose en no sé qué criterios. Y les da igual que el contenido que comparten vaya en contra de la razón o la salud, sean homófobos, xenófobos o vayan en contra de la libertad de culto o de expresión, algunas veces incluso desde perfiles no identificables, dónde se dedican a insultar o “trabajar” para unas determinadas ideas.



Por eso ha llegado el día de ir dejando lastre, simplemente porque no tengo necesidad de leer “necedades”. En otros ámbitos de la vida no me queda más remedio que aguantar, pero aquí se puede, con un click, ir quitando aquellas cosas que no me aportan nada más que crispación y odio.

Cuando hace un año decidía apartarme del ruido de la política, no sabía el peso que me iba a quitar de encima, ahora toca quitar un poquito más.

Todo al final ayuda a formarte como persona, pero sufrir por cosas que no tienen remedio, no es una actitud muy inteligente. Un año después. mi pueblo, que es el entorno cercano que más me interesa, sigue igual, nada cambia. Mi aportación no es importante, y los políticos según mi nimia opinión, al final, solo están en política por dinero, casi nadie lo hace por mejorar la vida de sus vecinos, lo hace por mejorar la suya propia.



Pues en las redes igual. Hay personas que lo utilizan para sentirse importantes y además se lo creen, y nada más lejos de la realidad. Aprendices de influencers, vendedores de todo, personas que intentan vivir de incautos. Pues para verlo y sufrir, como dicen en mi pueblo “¿pa qué?”.



Desde el convencimiento de que no yo soy tan importante como para que se me eche de menos en determinados sitios, y además teniendo la experiencia de que me sale hasta sarpullido cuando pienso que se me puede identificar con ciertas personas, me iré saliendo de aquello que no me aporte, iré bloqueando ciertos perfiles, y continuaré quedándome en aquellos lugares y con aquellas personas con quienes me encuentre bien. No sé si seré más feliz, pero por mí que no quede.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

HABEMUS PAPAM, ¿Y?

  Ayer, con la parafernalia acostumbrada, con esa conjugación de ritos ancestrales “intra muros”, y modernidad en los fieles o curiosos qu...