Ando pelín perdido, que sería la forma adornada de decir que
he regresado de vacaciones sin ánimos, ni ganas de hacer nada, incluido esto de
escribir que es lo que más me gusta, lo cual ya me empieza a ser preocupante.
Cómo dicen aquí en mi pueblo, estoy un poco que “me la pela” todo.
No sé si es pensar en la rutina, en la gente, en el otoño
que viene, pero me da mucha pereza todo. Luego pienso que es lo mismo por lo
que pasa el 90% de la humanidad cuando vuelve de vacaciones y, no me consuela,
pero me hace sentir uno más del rebaño, lo cual es raro para una oveja negra
como yo..
Si comienzo por relatar mis vacaciones, que se me han hecho muy cortas. Os diría que ha sido un poco lo de siempre, primero la etapa de “aviador”. Todo el mundo creo que ya sabéis que hemos aumentado la familia con Sol y, los cachorros, además de ser muy monos y muy tiernos, se hacen pis en las alfombras y desbarajustan un poco todo. Así que, entre salir cada dos horas para acostumbrar a hacer las cositas fuera y limpiar, los primeros días se fueron casi sin darme cuenta. Lo de hacer de “aviador” proviene de eso que nuestras madres y abuelas llamaban “aviar” la casa.
Los días de playa fueron como siempre. Elegimos cambiar por unos días la zona de alojamiento en Benidorm y fue un poco como conocer un sitio nuevo. La idea era disfrutar de la Cala del Tio Ximo, de la Cala Almadraba y de la Sierra Gelada, pero fue como me ocurre siempre, un poco cambiar el paso y que lo que programas salga de una manera diferente. Un poco eso de pongamos un poco de caos en la vida programada y ajustada de un tipo que le gusta tener controlado todo. Y ha salido bien, jajajajaj.
Los que me conocéis sabéis que, desde tiempos inmemoriales,
siempre que mi cuerpo huele a playa, ocurren acontecimientos que cambian lo
programado. El año anterior llegamos y por una avería en el apartamento donde
íbamos nos pusieron uno de esos que harían echarse las manos a la cabeza a los
de Cuentame, hace dos años me quedé hora y media encerrado en el ascensor de
casa con las maletas y, así podría ir relatando cositas que al final se quedan
en anécdotas graciosas.
Este año nos tocó la tía. Os cuento: Tiene Paloma una tía soltera que vive en Madrid, que tiene 87 añitos. Por ella descubrimos nosotros Benidorm hace muchos años, sus rincones y sus alrededores, que te hacen cambiar esa concepción que tiene la gente en general de Benidorm de sitio supermasificado, a un entorno agradable y donde se come bastante bien. La mayoría de los años coincidimos algún día de las vacaciones con ella allí, comemos cuando toca y paseamos, o nos comemos un helado. Ella normalmente va a su aire, con sus amigas y sus salidas a bailar por la noche al Don Pancho. Este año, tuvo la mala fortuna de caerse y fisurarse el peroné, antes de que llegáramos, con lo que eso conlleva. Así que, nos ha tocado estar pendientes de atenderla, cambiarla del apartamento en que estaba a un hotel para que no tuviera que preocuparse de las comidas y esas cosas. Además de traérnosla para Madrid, porque no la íbamos a mandar en un taxi. Pues eso, una anécdota más para contar.
Las peques se han portado de cine, incluida Sol, que como digo muchas veces es una sinvergüenza que nos ha conquistado a todos con esos ojitos tiernos de bebé. Zyra fenomenal también, un poco arrastrada por Sol y ese torbellino de curiosidad que es ahora.
Por lo demás, estuvimos más por la zona de los “güiris”. Vino
unos días Ferpi con Belén. Unos días que ayudan a irnos conociendo más, como
otra parte más de la familia. Y entre eso y la Tita y su patita, se nos
acabaron los días sin darnos cuenta. Creo que voy a ver si para el año próximo
genero dos periodos vacacionales de seis meses cada uno, para ver si no me
pasa.
Y ahora las fiestas del pueblo, con lo que conlleva, en cuanto a nuestro aniversario el viernes. Pero lo cierto es que este año tengo tan pocas ganas de fiestas que probablemente nos larguemos. Hemos llegado ya a esa época que ya vivieron mis padres, en que no conozco a nadie de los que vienen a cantar. La vida es así. Ya sé que a los jóvenes les gusta más que venga el Dj “pepito” y llenarlo todo de música horrible, pero a los que vivimos los 80´s, lo de ahora, nos parece una porquería. Vamos, lo que dijeron mis padres cuando vinieron “Kortatu o la Polla Records”, a Ciempozuelos. Nos vamos haciendo mayores, que es de lo que se trata, pero ha sido tan rápido.
Ya he visto que por lo demás las fiestas empiezan como todos
los años, los chicos quejándose de las furgonetas, los programas no llegan, las
luces, los cacharros de montar, los toros, más gente quejándose de más cosas,
lo que es Ciempozuelos y su idiosincrasia, quejarnos mucho, dar muchas voces, que
si seguridad, limpieza, basura o jardines, están mal, pero cuando llega el momento de
cambiarlo… Así que, a disfrutar de las fiestas, que eso sí que da votos, y, lo
demás, pues ya se arreglará, ¿o no?
En estos días he llegado a la conclusión de que las fiestas son como lo de las piñas del mercadona, que nos hace distraernos y echarnos unas risas durante unos días, olvidándonos de la rutina habitual que no es buena. Que los entendidos dicen que es una idiotez y nos engañan, pues igual sí, pero a veces la risa y el divertimento en un mundo cada vez más oscuro, también tiene su valor.
Pues nada, que cuando tenga ganas ya escribiré un rato.
Sed felices
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