A modo de guasa, que de eso en este bendito país nos sobra,
comentaba con un amigo que nos faltan extraterrestres o zombis para completar
las cosas extrañas que nos ha tocado vivir estos últimos años.
Lo más curioso de todo es que van pasando las cosas y no es responsable nadie, porque aquí lo que importa es el relato. Ahora salimos y decimos que el responsable es el “lucero del alba” y todos nuestros políticos, como si fuera una danza coordinada, salen a contarnos el mismo relato.
Es cierto que nuestros políticos son “relativamente”
responsables en las tragedias y desgracias, probablemente que algunos de los
acontecimientos “históricos” que por desgracia vivimos no son evitables, un volcán,
una Dana o la madre de todas las nevadas, son fenómenos que somos incapaces de
evitar.
Lo importante no es lo que ocurre durante, es el antes y el después. Clavárnosla, nos la van a clavar pero, es importante en ciertas cosas, los “preliminares” y el “cariño” con que nos abracen después.
A nuestra clase política solo le importa su sueldo. Nadie
reconoce sus errores y, unos y otros, se dedican a echarse mierda, para tapar
sus propios fallos. Solo hay que ver la gestión de la Dana, nadie,
absolutamente nadie, se ha hecho responsable de la muerte de doscientas y pico
personas. Un proyecto en el cajón sin ejecutar y dos velitas a la virgen, ¿Qué
puede salir mal? Yo no aviso, tu no alertas, el se va de comida, nosotros a
ayudar, vosotros a sufrirlo y ellos, a si quieren ayuda que la pidan. Concluyendo,
todos siguen en su puesto.
Esta conjugación del verbo desgracias, es casi siempre
igual. Aun, recuerdo que cuando llegó Filomena, a la alcaldesa de mi pueblo se
la “olvidó” comprar sal, o hablar con los agricultores para que salieran con
los tractores a limpiar las calles. La conclusión para el pueblo fue de una
semana incomunicados hasta que vino la UME. Pero en el estudio del “comité de
expertos” concluyeron que había nevado mucho y se comprometieron a preparar un
plan de contingencia para estar preparados, pues han pasado cuatro años y no ha
habido tiempo. Si viene otra Filomena nos pillará con los calzones bajados,
como siempre.
Con el apagón de hace una semana, nos va a ocurrir igual. No
importa llegar a la certeza de lo que ha ocurrido, no sea que la apuesta por
las renovables vaya a estar mal dimensionada, o nos diga que las nucleares son
necesarias, o que el dineral que gana en vez de repartirlo hay que invertirlo
en infraestructuras. Van a preparar un Plan de contingencias, que supondrá
mucha pasta en papel, pero sin ejecutar. Nos engañaran en las conclusiones para
ajustarlas a su relato y no dimitirá nadie. Pero, en qué cabeza cabe que vaya a
dimitir una señora que gana 1500€ al día y que lo más parecido a un watio que
había visto fue en secundaria. Porque otra conclusión que podemos sacar de
todas las desgracias es que aquí vale un abogado para un puesto de un técnico. Siempre
que sea de la cuerda que toque.
Eso sí, tiene que ser espabilado, que en lo que todos vemos
desgracias, algunos ven oportunidades, unos mueren y están encerrados por el
COVID y otros venden mascarillas o colocan a sus “sobrinas” y, no pasa nada.
Historias de Bulos y Fango.
El después suele ser siempre el mismo, el pueblo salvando al
pueblo, y las ayudas que tienen que llegar se pierden por el camino, véase por
ejemplo a los del Terremoto de Lorca, o a los del Volcán de La Palma, aún algunos
en barracones
Por eso, viendo que alguna cosa rara nos queda por venir, o a lo mejor ya están aquí y votan. Vosotros,
¿qué plan de contingencia tenéis preparado para los extraterrestres o los
zombis?
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